La radiación solar excesiva, las altas temperaturas, la humedad, plantas venenosas y picaduras de insectos, medusas y salvarios (pez araña) pueden causar una serie de problemas en la piel.
El sarpullido por calor (“sudamina”)
El sarpullido por calor se produce cuando los conductos del sudor se obstruyen debajo de la piel. La erupción aparece como múltiples granitos o puntos rojos, o que causan mucho picor. Se desarrolla típicamente en la espalda o en los pliegues de la piel o la ropa.
Prevención: Vestir ropa suave, ligera, ropa de algodón holgada. Evitar el uso de cremas grasientas y pesadas ya que contribuyen a obstruir los poros de la piel.
Tratamiento: Reducción de la sudoración y mantenimiento de la piel fresca (buscar sitios con aire acondicionado ligero y lugares a la sombra, especialmente al mediodía). También son de utilidad las compresas de agua fría, sprays de agua termal y lociones de calamina; pero lo que más quita el picor (tras un correcto diagnóstico), son las cremas de cortisona, incluso asociadas a un antibiótico (Diprogenta o Fucibet crema) de venta en farmacias y que se suele aplicar 2 veces al día, durante unos 5 días.
Erupción polimorfa lumínica (EPL)
Es lo que se conoce como “alergia al sol”. Este sarpullido normalmente aparece pocas horas después de la exposición a los rayos ultravioleta (UV) del sol o de solariums artificiales. Se presenta como una erupción roja que pica mucho en escote, cara, brazos, piernas, incluso con hinchazón y afecta a una zona o varias. Sin tratamiento, puede tardar semanas en desaparecer.
Surge típicamente con los primeros rayos del sol, en personas que durante el invierno se han expuesto poco o nada al sol y que tienen la piel blanca. Ocurre casi siempre por ir a tomar el sol a las horas del mediodía, cuando el sol es muy intenso. Puede reaparecer la siguiente primavera después de un invierno sin exponerse al sol.
Prevención: Es conveniente comenzar a exponerse al sol las primeras veces siempre después de las 4 de la tarde o antes de las 11 de la mañana, muy poco a poco. Y siempre con un protector solar de índice 30 o mayor, aplicado con una capa gruesa (que quede blanco). El protector se debe dar 30 minutos antes de ir a tomar el sol y repetir cada 2 horas o después del baño o sudar mucho. Es muy aconsejable utilizar ropa protectora al mediodía, sombrero de ala ancha, y una sombrilla cuando se va a la playa.
Tratamiento: Se suele emplear una crema de cortisona (existen muchas marcas de acción similar en las farmacias) o un antihistamínico (Cetirizina, Ebastina, Loratadina y otros). En casos severos, y bajo prescripción médica, se puede recurrir a un corticoide por vía oral (Dacortin, Prednisona 30-60 mg al día), ya que ayuda a curar mucho antes.
Picaduras de insectos
Causan granos o ronchas rojas y pican mucho. Aparecen solas pero más frecuentemente agrupadas en una zona o generalizadas de forma anárquica. A veces se ve un punto de inoculación central y en ocasiones, salen ampollas.
Prevención: Si se va al campo o al monte es aconsejable vestir ropa protectora, mangas largas y pantalones largos metidos en los calcetines o zapatos, para que no dejen pasar a los insectos. Es importante destacar que los perfumes y la ropa de colores llamativos atraen a los insectos y que se debe evitar el dejar comida expuesta o latas de refrescos abiertas. Es de gran utilidad el uso de repelentes de Insectos que contienen DEET (de venta en todas las farmacias), pues ofrecen protección contra la mayoría de los insectos.
Si se viaja a un país en el que existe riesgo de contraer malaria, la ropa y el DEET son, además de las pastillas antipalúdicas, la mejor opción. También existen repelentes eléctricos que funcionan enchufados a la red eléctrica, y que se emplean, especialmente, por la noche y en el dormitorio. Si se ha tenido alguna vez una reacción alérgica muy grave (con dificultad respiratoria e hinchazón de párpados y labios) es muy conveniente llevar adrenalina en el botiquín. Se puede usar protector solar y repelente al mismo tiempo: es mejor aplicar primero el protector y, encima, el repelente. Es conveniente recordar que los niños y las personas alérgicas son dos grupos de riesgo.
Tratamiento: Se suele prescribir crema de corticoide 2 veces al día durante 4 ó 10 días hasta que la inflamación y el picor cedan. También, un antihistamínico por la noche (cetirizina, loratadina, ebastina, etc.) para poder dormir sin picor. Si son picaduras exageradas, hay ampollas o están infectadas, es necesario acudir al médico. También, si el afectado es un niño o niña de corta edad.
Picaduras de medusas
Existen muchas especies de medusas. Las más habituales en el Cantábrico y el Mediterráneo sólo causan picaduras leves. Las medusas expulsan desde sus tentáculos a una gran presión una serie de dardos o agujas que son capaces de atravesar la piel cuando, accidentalmente, una persona roza los tentáculos de la medusa. La presión a la que salen los dardos es cerca de 100 veces la de una rueda de coche y parecida a la que tiene una botella de un buceador. Una vez que los dardos atraviesan la piel, se introduce el veneno. La picadura de las medusas duele y causa un gran picor. Algunas especies pueden, incluso, llegar a provocar la muerte aunque no son propias de las costas de la península ibérica.
Prevención: La primera medida preventiva consiste en no bañarse ante alerta de medusas y mucho, menos, tocarlas o acariciarlas. Existe en el mercado un fotoprotector de venta en farmacias asociado a una sustancia antimedusas que se ha demostrado eficaz en los estudios realizados, evitando las picaduras. Esta sustancia química actúa bloqueando la suelta de agujas o dardos por parte de la medusa. Inicialmente se estudió en Israel, el Mar Rojo y se ha comprobado en estudios científicos que evitaba la picadura en más de un 80% de las personas que lo usaban.
Tratamiento: En primer lugar, si hay restos de tentáculos pegados a la piel, deben ser retirados con guantes y pinzas, o con una toalla gruesa, evitando en todo momento el contacto directo de la piel con ellos. A continuación, se ha de lavar con agua salada (o suero fisiológico) el área afectada y nunca con agua dulce pues ésta rompe las células urticantes y aún picarán más. Es importante recalcar que no se debe frotar ni tocar la zona. Finalmente, se aplica una crema de corticoide entre 2 ó 3 veces al día, un antiinflamatorio para el dolor y un antihistamínico para el picor.
En los casos más graves, en los que la picadura de la medusa provoca calambres o dificultad respiratoria (especies de medusas más peligrosas, personas alérgicas o niños) es de vital importancia acudir al centro médico más cercano donde podrían utilizar corticoides intramusculares o adrenalina subcutánea. De cara a una mejor asistencia, es de gran ayuda intentar identificar o dar información sobre la medusa (morfología, color, tamaño, etc.) para realizar un tratamiento más específico.
A la izda: célula urticante de los tentáculos de la medusa.
Célula urticante de los tentáculos de la medusa.
A la dcha: célula urticante con «arpón» desenrollado tras contacto con la piel. El arpón se clava en la piel a una alta presión.
Célula urticante con «arpón» desenrollado tras contacto con la piel. El arpón se clava en la piel a una alta presión.
Picaduras de salvarios (pez araña)
Los salvarios (también conocidos como pez araña o pez escorpión) es un miembro de la familia de los traquínidos que suele permanecer la mayor parte de su tiempo semienterrado o posado sobre el fondo (especialmente en los arenales), acechando a sus presas. Es una especie muy abundante y también una de las más venenosas. Sus radios espinosos, tanto de las aletas dorsales como de las pectorales, contienen una sustancia venenosa que causa, al clavarse en la piel, un dolor agudo y edema (hinchazón).
Prevención: Dado que se encuentran semienterrados en los suelos de muchas playas (prácticamente todas) el uso de calzado protector como cangrejeras, sandalias o similares puede ser de gran ayuda. Asimismo, es muy conveniente que la gente que vaya a pescar sepa distinguir la especie, de modo que si pescan un ejemplar, lo agarren con un trapo grueso que evite que el pez clave sus púas en la piel del pescador y a continuación, seccionar con un cuchillo o tijera sus aletas. Normalmente, los ejemplares que están en la orilla son los más jóvenes y pequeños, por lo que su picadura no es tan virulenta como la de los ejemplares más desarrollados.
Tratamiento: El primer paso consiste en limpiar la herida con suero salino para arrastrar restos de tejido y de púas. La lesión debe explorarse concienzudamente para verificar la ausencia de restos de las púas clavadas, que contienen glándulas venenosas y pueden prolongar el envenenamiento. A continuación, es conveniente aplicar calor en la zona afectada de modo que se sumerja inmediatamente el miembro herido en agua caliente: esta acción puede inactivar las toxinas de peces como el salvario, que son termolábiles. Por último, se emplea una crema con cortisona, que se aplica normalmente unas 2 ó 3 veces al día, así como un antiiflamatorio para controlar el dolor.
Contacto con plantas venenosas (algunas hiedras venenosas y otras)
El contacto con algunas plantas causa enrojecimiento, hinchazón en la piel, ampollas y picor intenso durante días o semanas después del roce con ellas. Algunas plantas producen sustancias que causan reacciones alérgicas en la piel.
Prevención: Si se va al monte o al campo, es recomendable utilizar ropa protectora fresca pero que cubra las piernas y brazos.
Tratamiento: En estos casos, conviene lavar con agua y jabón inmediatamente la zona después de la exposición. Para una erupción leve, puede ser de ayuda tomar duchas frescas, aplicarse crema de cortisona o una loción de calamina. Para sarpullidos graves o erupciones cutáneas que afectan a la cara, los ojos o los genitales, es necesario acudir a un médico pues puede requerir corticoides orales y antihistamínicos.
Quemadura solar
Es el problema más frecuente de la piel en verano. Puede ser de primer grado, si hay enrojecimiento y escozor. O de segundo grado, si hay ampollas.
Prevención: Es conveniente no exponerse al sol intenso del mediodía de 11:00 a 16:00 h. Llevar ropa protectora, sombrero de ala ancha y gafas de sol. También es muy recomendable utilizar sombrilla en la zona de baño. La crema de protección solar debe ser de índice 30 o mayor, ser aplicada en capa abundante (“que quede blanco”) unos 30 minutos antes de exponerse al sol y repetir la aplicación cada 2 horas, especialmente si la persona se baña o suda.
Tratamiento: Tras una quemadura solar, es de gran ayuda la aplicación de una crema hidratante refrescante, así como colocar compresas de agua fría o de una loción de calamina refrescante en la zona afectada. Para quemaduras solares importantes, el médico valorará la prescripción de una crema de corticoide y su aplicación 2 veces al día durante unos 3 ó 5 días, junto a un antiiflamatorio (ibuprofeno) para el dolor. Si la quemadura ha producido ampollas en la piel, puede ser preciso añadir una crema con antibiótico; asimismo, es importante no abrir o explotar las ampollas y que éstas sean controladas en un centro sanitario.
BOTIQUÍN DE VERANO
Un botiquín de verano, aunque pequeño, si está correctamente surtido puede solucionar de manera rápida muchos problemas. En concreto, puede ser positivo incluir en él una crema de cortisona (hay muchas marcas de efectividad similar); un antihistamínico (cetirizina, loratadina, elastina etc.); un antiinflamatorio (por ejemplo, ibuprofeno) y una crema con antibiótico.
Las personas alérgicas que viajen a países sin cobertura sanitaria deberían llevar corticoides en pastilla o con jeringa. Y en casos extremos, (historial de reacciones alérgicas graves), adrenalina subcutánea (bajo prescripción médica).
Es importante no olvidar uno o varios envases grandes de crema protectora factor 30 o mayor. Como cantidad orientativa para cada aplicación, un adulto medio tendrá que darse cada vez (no cada día) la medida de un vasito de licor.
Dermatóloga de la clínica Dermitek.
Soy especialista en Dermatología y me formé en el Hospital de Cruces (Bizkaia) y en la Clínica Mayo (Estados Unidos) con el Dr. Richard Winkelman y el Dr. Brian Zelickson, entre otros. Soy miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, fellow de la American Society for Laser Medicine and Surgery y soy miembro del Internacional Society of Hair Restoration Surgery.