Después del verano la piel adelgaza, se vuelve quebradiza, y pierde elasticidad por efecto del agua salada, el cloro de las piscinas y la exposición prolongada al sol.
La piel presenta un aspecto envejecido, aparecen las arrugas, la flacidez y las manchas del sol.
El láser, las mascarillas despigmentantes o los tratamientos con determinados tipos de luz son los que un mejor efecto han mostrado en los diferentes ensayos clínicos para estos tipos de manchas.