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La población desconoce cómo emplear adecuadamente los protectores solares

por | Jul 27, 2010 | Corporal, Dermatología, Noticias Dermitek, Otros | 0 Comentarios

NOTA DE PRENSA. BILBAO, JULIO 2010

  • Declaraciones de la dermatóloga Nerea Landa, fellow de la Asociacion Americana de Láser Médico Quirúrgico y miembro de la Academia Española de Dermatología
  • “La gente sabe que tiene que protegerse del sol, pero al final desconocen qué es un protector solar y cómo usarlo correctamente”.
  • “La protección que ofrecen los distintos productos se testa con cantidades y reaplicaciones que normalmente la población no emplea, por lo que las personas acaban estando menos protegidas y el riesgo de daños en la piel, aumenta”.
  • Para protegerse eficazmente del sol es necesario saber cómo actúa un fotoprotector, cuánto protege, en qué cantidad se ha de aplicar y cada cuánto tiempo es necesaria una reaplicación.
  • Se está generalizando el empleo de sustancias antioxidantes (antirradicales libres) como coadyuvantes de los fotoprotectores.
  • No existe la fotoprotección “total”. Ningún protector solar protege de la exposición excesiva al sol (tanto en número de horas acumuladas como en número de quemaduras acumuladas). Además, es necesario no exponerse al sol al mediodía y generalizar el uso de ropa (camiseta, sombrero y gafas de sol) y sombrillas para protegerse de la radiación ultravioleta.
  • “Los adolescentes son el grupo de edad más reacio a utilizar protectores solares. Asocian tener una piel morena con el atractivo físico debido a la moda. La publicidad influye negativamente y debe ser legislada, como el tabaco”.
  • Una investigación americana reciente ha demostrado que las cabinas de bronceado aumentan el riesgo de melanoma entre un 2,5 y un 3%. “La idea de un bronceado sano o la de ir a un solarium para prepararse para el sol, son conceptos que deben desterrarse”.

La gente no sabe usar correctamente los fotoprotectores y esto provoca que realmente estén mucho menos protegidos de lo que creen contra los efectos nocivos de las radiaciones solares. Es necesario que los poderes públicos y los fabricantes de estos productos realicen un esfuerzo mayor para educar a la población sobre qué es un fotoprotector y cómo debe usarse para que sea realmente eficaz, porque se está poniendo de manifiesto que los esfuerzos de sensibilización no están impidiendo el aumento del número de casos de cáncer de piel. Asimismo, continúa estando bien visto pasar horas y horas al sol en playa en verano, algo que también contribuye negativamente al aumento de casos de melanoma y otros tipos de cáncer de piel. Es evidente la necesidad de educación de la sociedad para un mejor uso de los fotoprotectores solares tras la entrada de lleno en la temporada estival.

¿Qué son los rayos ultravioleta (UV)?

El 10% de la radiación solar que llega a la tierra es radiación ultravioleta (UV). De este porcentaje, el 95% es radiación UVA y el 5% restante, UVB. Ambas UVA y UVB son los “rayos dañinos del sol”. Los rayos UVA penetran más en la dermis y pueden traspasar el cristal. Los rayos UVB sólo llegan a la epidermis y no traspasan el cristal. Son precisamente estos últimos, los rayos UVB, los principales responsables del enrojecimiento y las quemaduras solares, mientras que los rayos UVA lo son más del envejecimiento y las manchas de la piel. Antes se pensaba que los rayos UVB eran los cancerígenos y los UVA sólo los del envejecimiento, pero se está viendo que comparten responsabilidades y que tanto los rayos UVA como los rayos UVB son dañinos y pueden causar cáncer de piel.

Sol, mutaciones en el ADN celular, cáncer y fotoinmunosupresión

El cáncer de piel es la consecuencia más grave de la radiación ultravioleta. Concretamente, el melanoma, es el cáncer con mayor mortalidad en España. Según el informe de la Agencia Internacional para Investigación en Cáncer (IARC, según sus siglas en inglés), el melanoma causó 20.327 muertes, con una incidencia de 5,2 casos por 100.000 (3.602 casos). Otros cánceres de piel son el basocelular y el espinocelular- El basocelular es actualmente el cáncer más frecuente en hombres mayores de 50 años.

El sol también es responsable del envejecimiento cutáneo y las manchas. La radiación ultravioleta produce mutaciones o daños en el ADN de las células, las cuales hacen la piel propensa a padecer cáncer, sobre todo si el número de mutaciones se acumula. También se ha demostrado que el número de quemaduras solares acumulado desde la infancia está directamente relacionado con el riesgo de padecer melanoma en la edad adulta. Además, los rayos ultravioleta disminuyen la inmunidad, las defensas de la piel, lo que se llama fotoinmunosupresión.

Filtros solares: qué son, para qué sirven y cómo actúan

Los filtros solares aplicados sobre la piel son una de las formas de protección solar más utilizadas. Estos productos tienen la función de evitar el paso de la radiación ultravioleta.

Los fotoprotectores actuales están compuestos por una mezcla de componentes que se pueden agrupar en dos grandes grupos según su mecanismo de acción. Unos son los compuestos físicos (el dióxido de titanio es el principal) y otros son compuestos químicos (existe una amplia variedad de compuestos). Los físicos actúan “como una pantalla”, reflejando y dispersando la radiación, y los filtros químicos la absorben. Los ingredientes físicos son responsables del color blanco que se queda en la piel, debido a que son partículas metálicas gruesas.

La mayoría de los fotoprotectores del mercado contienen una mezcla de productos físicos y químicos. Esto es debido a que ninguno de los filtros protege de manera individual contra todo el espectro de radiación UVB y UVA. Además cada compuesto químico debe estar presente con una concentración determinada, por seguridad. Existen algunas pocas cremas hechas exclusivamente con filtros físicos, especialmente formuladas para alérgicos a algunos componentes químicos, pero resultan ser cremas blancas gruesas, y difíciles de extender.

Para mejorar la cosmeticidad de los filtros físicos se está investigando el empleo de nanopartículas en su composición, pero su seguridad todavía se encuentra en fase de estudio ya que se está viendo que, al ser partículas de un tamaño tan reducido, son susceptibles de ser finalmente absorbidas por los vasos sanguíneos, con unos efectos inciertos. Para los bebes menores de 2 años, se recomienda fotoprotectores sólo físicos y sin perfume aunque lo mejor es no exponerlos al sol directamente, ponerles ropa y utilizar sombrilla en el cochecito.

Cantidad de protector aplicado y grado de protección

Las pruebas en laboratorio para testar los fotoprotectores están realizadas con 2 mg de producto por cm2 de piel. Sin embargo se ha demostrado la gente se aplica unos 0,5 mg/cm2, un cuarto menos de lo necesario, con lo que realmente no está consiguiendo la protección que indica la etiqueta. Se calcula que para un cuerpo medio se debería aplicar unos 35 mg, que equivalen, aproximadamente, a unas 6 cucharadas de café, 2 cucharadas soperas, o un vasito de licor. Como quizá pueda ser difícil calcular esta cantidad una vez que se está fuera de casa, normalmente en un entorno natural es aconsejable que nos quede una capa blanca bien visible en la piel. El mensaje es claro: “debemos aumentar la cantidad de producto si queremos estar bien protegidos”.

Índice o Factor de Protección Solar (FPS)

El índice de protección solar indica el tiempo que una persona puede estar al sol sin quemarse. En un ejemplo teórico, si una persona se quema después de estar 10 minutos al sol, con un protector de índice 20, se quemaría en 200 minutos (un FPS 10 por 20 minutos). Pero sólo es en laboratorio pues en la práctica no nos aplicamos la cantidad adecuada ni las veces adecuadas y cada piel es diferente.

Sin embargo la relación no es exponencial, de forma que un factor 30 no protege el doble que uno del 15. Existe un “tope” en la capacidad de filtración de forma que actualmente no existe el fotoprotector total, que filtre el 100% de la radiación, sino una fotoprotección máxima o muy alta que es el factor 50. A partir del factor 20, empieza a haber un efecto meseta en su eficacia protectora, a partir del cual aunque el número aumente mucho, la fotoprotección aumenta muy poco. De esta forma, por ejemplo, entre un fotoprotector del 25 y uno del 50, hay sólo alrededor de un 2 ó 3% más de fotoprotección.

Es importante resaltar que el índice de protección marcado en la etiqueta se refiere a la protección frente rayos ultravioleta B, y no frente a los rayos ultravioleta A, para los que no existe una medición consensuada. Sin embargo los fotoprotectores actuales deben proteger contra ambos tipos de rayos (UVB+UVA), lo que se conoce como fotoprotectores de “amplio espectro”. Como norma de la Comisión Europea, actualmente, un tercio de la protección UVB de los fotoprotectores debe ser contra UVA; por ejemplo, en un fotoprotector con un FPS 30 (para UVB), habrá de tener un índice de protección 10 para rayos UVA.

Actualmente la tendencia es hacer las cosas menos confusas para las personas, por lo que los protectores solares se clasifican en una escala como de “protección baja” (FPS o índice de 6 a 10), de “protección media” (de 15 a 25), de “protección alta” (FPS de 30 a 50), y de “protección muy alta” (FPS 50+). Todos los laboratorios lo van incorporando progresivamente y lo añaden en la etiqueta bajo el número o índice.

¿Qué tipo de protector y cuándo hay que aplicarlos?

Se recomienda utilizar fotoprotectores con un FPS 30 o mayor y que sean de “amplio espectro”, es decir, que cubran contra los dos tipos de rayos dañinos UVA y UVB. Debe aplicarse 30 minutos antes de la exposición, volviéndolos a aplicar cada 2 horas. La reaplicación es necesaria después de bañarse y de sudar en exceso, pues parte del producto se va con el agua o el sudor. Un fotoprotector resistente al agua debe ser capaz de aguantar 2 baños de 20 minutos sin desaparecer, aunque éstas son pruebas hechas en laboratorio, con una cantidad mayor y sin moverse demasiado.

Las horas más peligrosas para la piel, y por tanto, las más susceptibles de provocar daños (visibles o invisibles), son las que ocupan las horas centrales de la jornada, entre las 11 del mediodía y las 4 de la tarde. En ese periodo, la exposición al sol, incluso con fotoprotectores, está desaconsejada y se debe buscar la sombra. Además es preciso que la gente sepa que aunque no se hagan visibles las quemaduras solares, no significa que no haya daño solar.

Envases y formas de aplicación

En cuanto a los excipientes que emplean los fotoprotectores para facilitar su aplicación sobre la piel, se ha avanzado mucho en los últimos años. También cabe destacar la posibilidad de emplear fotoprotectores sin grasa, también conocidos como “oil free”. Es algo que valoran la mayoría de las y los pacientes, especialmente el público masculino, menos habituado a cremas y también los pacientes con piel grasa o acné.

El modo de aplicación, con difusores y sprays, también se está ampliando, y es interesante porque al aplicarse más rápido, la gente se lo aplica más. En los estudios científicos realizados hasta la fecha no se ha visto que uno u otro excipiente afecte la eficacia del fotoprotector, aunque sí es importante señalar que el fotoprotector debe crear una película densa sobre la piel en todos los casos. En cuanto a la caducidad, debe observarse si viene reflejada en el envase. De no ser así, la vida útil del fotoprotector suele establecerse en unos dos años.

¿Sólo las personas de piel muy blanca han de emplear fotoprotectores?

Aunque el mayor riesgo lo tienen las personas de piel blanca, las personas de piel oscura también desarrollan cáncer de piel. A pesar de que la protección natural cutánea es mucho mayor que la protección que tienen las personas de piel blanca, su piel también se daña a largo plazo y deben emplear filtros solares. También los deportistas al aire libre (montañeros, ciclistas, etc.) y las personas que por su trabajo deben estar al aire libre, deben protegerse del sol a diario todo el año.

¿Es necesario protegerse en los días nublados?

Entre el 70 y el 80% de los rayos UVA se filtran a través de las nubes y de la niebla. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud advierte de que el nivel de radiación ultravioleta aumenta entre un 10 y un 21% cada 300 metros de altitud y que elementos físicos como la arena, el mar, o la nieve magnifican dichos efectos puesto que reflejan gran parte de la radiación ultravioleta como un espejo hacia nuestra piel y ojos.

Ropa y protección ocular

Un aspecto importante y que todavía en España apenas se tiene en cuenta por las personas a la hora de protegerse del sol, es el de la ropa. Una ropa adecuada nos protege mejor del sol que las cremas, sobre todo si son de colores oscuros o brillantes y densamente tejidos, no vaporosos. Por ello, usar camiseta y sombrero de ala ancha al mediodía es fundamental. También es muy importante llevar gafas de sol, que garanticen buena protección contra los rayos ultravioleta A y ultravioleta B, con el fin de prevenir la aparición de cataratas, daño en la retina (degeneración macular) o cáncer de piel de los párpados. Un diseño bonito o un precio caro no garantizan una buena protección. La gafas deberían filtrar, absorber y bloquear el 100% de los rayos UVA y UVB. Idealmente, deberían filtrar la luz azul, los llamados rayos HEV (high energy visible light), que se han visto implicados en las cataratas y la degeneración macular de la retina. Las gafas deben ser anchas, cuanto más cubran la piel de los párpados, mejor.

Por su parte, para aquellos que hayan de conducir en verano, se recomienda el uso de lentes de luz polarizada, que eliminan los reflejos del cristal, al igual que para su uso en el mar o a la nieve. Además, debemos acostumbrar a los niños a usar gafas de sol, pues el daño es acumulativo, como en la piel.

Las distintas playas y piscinas siguen sin verse apenas sombrillas, lo que evidencia una falta de preocupación por los efectos negativos del sol. Existen actualmente ropas especiales fotoprotectoras, que se tejen de una manera especial y cuyo índice de protección es testado sistemáticamente. La ropa fotoprotectora tiene un factor de protección 50 y se le incorporan filtros solares físicos como el oxido de zinc o dióxido de titanio.

Cosméticos

Actualmente muchas de las cremas hidratantes diarias llevan protección solar, algo que consideramos muy interesante y que lleva prescribiendo desde hace años. Cuando una persona con severo envejecimiento facial usa estas cremas sistemáticamente durante dos años, a diario, hemos observado capacidad de regeneración de la piel y rejuvenecimiento de la misma.

Los maquillajes tipo “polvos” o “polvos compactos” también son muy útiles. Por sí mismos tienen efecto fotoprotector medio, alrededor de un factor 15, debido a que tienen en su composición dioxido de titanio u oxido de zinc. Muchos se refuerzan con protección 50. Pero siempre es mejor aplicarse la crema protectora y encima el maquillaje.

Antioxidantes

Otro de los aspectos apuntados por la dermatóloga es la tendencia a asociar sustancias antioxidantes a los fotoprotectores. Estas sustancias son tan comunes como la vitamina C o la vitamina E, y otras sustancias extraídas de vegetales. Se ha demostrado que si se asocian a los fotoprotectores actuales se protege aún más la piel del daño oxidativo que los rayos producen en las células, por lo que se irá haciendo cada vez más común que los fotoprotectores incorporen sustancias antioxidantes. Además, estas sustancias también presentan notables ventajas para la piel en cuanto a su recuperación tras sufrir agresiones externas o ciertos tipos de estrés.

Fotoprotectores orales

La fotoprotección oral (por boca) está comenzando a conocerse entre la población general. Las sustancias estudiadas tienen propiedades antioxidantes, y en algunos casos estimulan la reparación del ADN. Tal y como se ha apuntado, entre ellas están las vitaminas (C y E), compuestos vegetales (té verde, genisteína, polypodium leucotomus) y el ácido graso poliinsaturado (omega 3). Se estudia su papel coadyuvante, sin que hasta el momento puedan sustituir a las cremas. Algunos de ellos ya se utilizan en los fotoprotectores tópicos.

Mitos de las bondades de las cabinas de bronceado

Los dermatólogos ya hemos advertido en varias ocasiones de los efectos perjudiciales que tienen sobre la piel las cabinas de bronceado, y la necesidad de un control más estricto y de un mayor esfuerzo informativo por parte de las administraciones públicas para dar a conocer sus potenciales efectos perjudiciales. Tomar rayos UVA previamente no prepara a la piel para exponerse directamente al sol sino que añade daño a la piel, pues se ha comprobado científicamente en un estudio de mayo 2010 que aumentan el riesgo de padecer melanoma en un 2,5 ó 3% en las personas que frecuentan estas cabinas. De hecho el Gobierno americano gravará las cabinas con un “impuesto del bronceado” a partir de julio 2010.

Los adolescentes son el grupo de edad más reacio a utilizar protectores solares. Asocian tener una piel morena con el atractivo físico debido a la moda. La publicidad influye negativamente en esta percepción y debe ser legislada, como el tabaco.

Los rayos UVA de las cabinas de bronceado no aumentan la vitamina D y el calcio óseo, puesto que son los rayos UVB del sol natural los responsables de esta acción metabólica.

Exposición solar y síntesis de la vitamina D

A pesar de la necesidad de protección solar, debemos aclarar la controversia sobre la necesidad de la vitamina D para el organismo humano. La vitamina D ayuda a fijar el calcio a los huesos. Es una vitamina que se activa con la luz solar, concretamente con los rayos ultravioleta B. Para obtener esta vitamina es suficiente con una exposición limitada, pues se sabe que para conseguir unos niveles adecuados sólo es necesario exponerse al sol unos pocos minutos al día en personas de piel blanca (unos quince minutos en invierno y unos cinco en verano), y algo más en personas de piel oscura.

Hay que reconocer la dificultad de conseguir en la práctica tomar sólo ese poco tiempo al sol y ser constante, actualmente se prioriza la protección solar por el riesgo de cáncer pero se recomienda obtener la vitamina D en exposiciones solares muy cortas o de su otra fuente: la dieta. Se recomiendan alimentos ricos en vitamina D como los lácteos (las leches desnatadas deben incluir vitamina D extra ya que es una vitamina liposoluble que desaparece al quitar la grasa de la leche), huevo o pescados azules (atún, salmón, sardinas…), pero en casos necesarios, (como menopausia, osteoporosis, etc.) pueden ser aconsejables los suplementos en pastillas. Cada vez serán más populares los alimentos fortificados con vitamina D, pues con la edad disminuye la capacidad de síntesis de ésta vitamina.

Personas de riesgo

En el caso de pacientes de alto riesgo, como las personas muy blancas, personas con muchos lunares, trasplantados, pacientes tratados con inmunodepresores, personas con antecedentes de cáncer cutáneo y predisposición genética (familiar) al cáncer, se aconseja intensificar las medidas de fotoprotección. Además, hacemos hincapié en que conviene evitar la exposición directa al sol de bebés y niños y no llevarlos nunca a la playa, piscina o al campo al mediodía, que es cuando más riesgo de quemaduras e insolación existe. Lo mismo se aplica a personas mayores, cuya resistencia al sol y al calor es mucho menor.

El sol y los fármacos. Los anticonceptivos orales

Recordamos que las personas que están tomando medicaciones deben preguntar a su médico si los fármacos pueden producir erupciones alérgicas al reaccionar con el sol. Son las llamadas medicaciones fotosensibilizantes, de las que hay una amplia lista que incluye diuréticos, antiinflamatorios, antibióticos etc. También se deben evitar perfumes o cosméticos perfumados. Asimismo, las mujeres en tratamiento con anticonceptivos tienen mayor riesgo de desarrollar manchas oscuras en la cara (melasma), y deberían utilizar protección solar muy alta a diario en la cara (como su crema hidratante), así como utilizar un sombrero en la playa.

Sol y capa de ozono

En cuanto a los efectos del agujero en la capa de ozono, no existe todavía una evidencia científica de que el cáncer haya aumentado precisamente por ese motivo. El ozono atmosférico es un filtro natural para las radiaciones ultravioleta. El adelgazamiento o desaparición de la capa de ozono en algunos lugares conlleva que llegue más cantidad de radiación solar a la tierra y podría provocar más daños en la piel.

Autobronceadores

Los autobronceadores, por sí mismos, no son perjudiciales. Su ingrediente principal suele ser la dihidroxiacetona (DHA), que interactúa con las proteínas cutáneas, provocando el oscurecimiento de la capa externa de la piel, pero sin requerir la acción de la radiación ultravioleta. Si se usan en exteriores, siempre deben acompañarse de un fotoprotector.

¿Cómo tratar una quemadura solar?

Desde que se produce el daño por efecto del sol hasta que aquél se hace visible, pueden transcurrir hasta 24 horas. Existen varios tipos de quemaduras. Los dos más comunes son quemaduras de primer grado y las quemaduras de segundo grado. Las de primer grado causan enrojecimiento y sanan, de manera general, con descamación de la piel, en unos días. Éstas pueden ser dolorosas y se tratan mejor con baños de agua fría y cremas hidratantes o cremas de cortisona de venta en farmacias. Los medicamentos orales antiinflamatorios como el ibuprofeno pueden disminuir el dolor y el malestar asociados con las quemaduras solares.

Las quemaduras de segundo grado con ampollas pueden ser consideradas una emergencia médica en caso de que una gran zona de la piel se vea afectada. No hay que romper las ampollas. Es conveniente aplicar una crema antibiótica y cubrir la quemadura con una gasa hasta que sanen.

Como mensaje final: ningún fotoprotector puede paliar el efecto de la sobreexposición al sol. La mejor medida contra el cáncer es evitar el exceso de sol, usando ropa siempre que sea posible (camiseta de manga larga, sombrero de ala ancha y gafas de sol) y evitando en la medida de lo posible las horas centrales del día, en las que el ángulo de incidencia solar hace que lleguen mayor número de rayos a la superficie terrestre, especialmente en verano.

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