Existe una argumentación popular que defiende al sol como aliado: la necesidad que tienen los huesos de una mínima y obligada exposición diaria al sol. El tiempo de exposición al sol para sintetizar vitamina D para los huesos es mucho más corto que el necesario para quemarse. Por ejemplo, una exposición corporal completa de un minuto al sol al mediodía en verano es suficiente para realizar una síntesis óptima de la vitamina D, lo cual es sensiblemente menor que los 15 minutos que suele haber de margen antes de que el daño cutáneo aparezca.
La Dra. Nerea Landa, co-directora de la clínica Dermitek, recuerda la propia capacidad de renovación de la piel, que “si bien con el paso de los años y las continuas agresiones va mermando su potencial, con unos cuidados mínimos, suele responder de forma habitual en unas tres semanas”.
La especialista en dermatología hace hincapié en una adecuada y correcta nutrición tras muchos de los excesos –en cantidad y calidad- que se cometen en verano. “Es importante mantener una nutrición equilibrada y variada, que aporte a la piel todos los nutrientes que ésta necesita para mantener una salud y aspecto óptimos”. Asimismo, “la importancia de retomar unos hábitos y ritmo de sueño es también muy relevante de cara a mantener una piel lozana y tersa. La piel puede regenerarse en gran medida, pero para eso, viene bien ayudarla y no cometer excesos” concluye.