Siempre recomendamos que antes de depilarte con láser la piel esté lo más blanca posible ya que, si la piel tiene melanina, ésta atraerá la luz del láser pudiendo producir efectos secundarios como quemaduras y manchas.
En una sesión de depilación láser, la luz del láser es absorbida por la melanina del pelo, es decir, el color negro. El pelo se calienta y, como consecuencia, se destruye. Si la piel está morena o tiene la melanina activada, la propia piel también podría absorber la luz del láser, produciéndose así quemaduras o manchas.
La exposición solar produce un aumento de la cantidad de melanina de la epidermis, por lo tanto, es absolutamente necesario no exponer al sol o a rayos UVA las zonas a depilar antes de la sesión.
Hay que tener cuidado también con la exposición indirecta al sol, es decir, paseos en pantalón corto, por ejemplo. La melanina de la piel no solo se activa en la playa, también puede ocurrir por permanecer al sol en la calle. La protección solar tampoco evita que se active la melanina.
El uso de autobronceadores también modifica el tono de la piel, por lo tanto, desaconsejamos su uso dos semanas antes de la sesión de depilación.
El tiempo de espera varía según nuestro tipo de piel: las personas muy blancas (fototipos 1 y 2) tendrán que esperar un mínimo de dos-tres semanas tras la última exposición solar; y las personas de piel media y oscura (fototipos 3 y 4) que han tomado el sol tendrán que esperar más tiempo para comenzar con la depilación láser.
Cuando acudas a la sesión de depilación valoraremos cómo está tu piel y haremos una prueba si lo vemos necesario. Si vemos riesgo de aparición de efectos secundarios, te realizaremos la sesión más adelante. También podríamos bajar la intensidad de la energía del láser para no dañar tu piel y hacerte la sesión, pero entonces tu depilación no tendría un buen resultado: utilizando bajas energías el pelo se debilita, pero no se destruye. En consecuencia, necesitarás más sesiones.
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