En la mayoría de los casos se pueden curar sin precisar tratamiento, tras un periodo de 4-6 meses, aunque no es raro que lesiones individuales puedan persistir incluso durante años.
Independientemente de la posible curación espontánea, es aconsejable eliminar los moluscos con el tratamiento adecuado dado el riesgo de contagio y de extensión de los mismos a otras zonas del cuerpo. Dada esta facilidad de diseminación, es frecuente que tras su tratamiento aparezcan nuevas lesiones siendo necesario repetir el tratamiento, en algunos casos durante periodos largos de tiempo.
Los dermatólogos tratamos los moluscos utilizando técnicas poco agresivas. Para ello se pueden aplicar sustancias irritantes sobre las lesiones cutáneas, quemarlas (con frío: crioterapia) o extirparlas desde la base con una cucharilla pequeña de bordes afilados (curetaje). Este último es probablemente el tratamiento más resolutivo.
Fuente: Clínica Dermitek