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10 consejos para disfrutar del sol sin poner en peligro tu piel

por | Jun 26, 2012 | Noticias Dermitek, Corporal, Dermatología, Otros | 0 Comentarios

Aquí tienes 10 consejos para disfrutar del sol sin poner en peligro tu piel.

El verano ya está aquí, y playas y piscinas ya están llenas.
¿Es posible disfrutar de la temporada estival y, al mismo tiempo, cuidar de nuestra piel? Definitivamente, sí. La dermatóloga Nerea Landa, codirectora de la clínica Dermitek y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, nos cuenta en diez pasos el secreto para lucir la mejor piel las próximas vacaciones.

1. Conoce los peligros del sol.

La mayor parte de la radiación ultravioleta llega del sol a la tierra en forma de rayos UVA que producen mutaciones en el ADN de las células. Esos cambios vuelven a la piel, propensa a padecer cáncer. El número de quemaduras solares acumulado desde la infancia está directamente relacionado con el riesgo de padecer melanoma en la edad adulta.

2. Usa protección de factor 30 o superior.

Los filtros solares aplicados sobre la piel son una de las formas de protección solar más utilizadas. Evitan el paso de la luz ultravioleta. A la hora de elegir, es conveniente que ofrezcan una protección de amplio espectro y tengan un factor de protección solar (FPS) alto o muy alto, de 30 a 50. Recuerda, en todo caso, que del factor 30 al 50 sólo se gana un 2% más de protección.

La diferencia la marca la aplicación de una cantidad abundante sobre la piel 30 minutos antes de la exposición solar. Esa crema hay que reponerla cada 2 horas y después de bañarse o sudar mucho. En la actualidad, se estima que una persona se aplica unas cuatro veces menos de protección de la necesaria para protegerse correctamente.

3. La mejor protección: sombra, ropa adecuada y gafas.

Las horas más peligrosas para la piel son las que ocupan las horas centrales del día, entre las once de la mañana y las cuatro de la tarde. En ese periodo, la exposición al sol, incluso con fotoprotectores, está desaconsejada y se debe buscar la sombra.

Una ropa adecuada nos protege mejor del sol que las cremas, sobre todo si son de colores oscuros o brillantes y densamente tejidos, no vaporosos. Por ello, usar camiseta y sombrero de ala ancha al mediodía es fundamental. También es muy importante llevar gafas de sol, que garanticen buena defensa. Los niños pequeños son un grupo de riesgo y deben estar bien protegidos, con sombrero, gafas y ropa.

4. Mantén una hidratación adecuada.

La pérdida de agua durante el verano y con el calor es notable y esa pérdida se acusa en la piel. Por ello, es necesario un consumo adecuado y regular de agua (2 litros al día en hombres y 1,5 l en mujeres) y, además, es aconsejable el uso de cremas hidratantes en las zonas más expuestas a la sequedad como brazos, piernas, cara. No es necesario que una crema sea cara para ser buena.

Muchas de las cremas hidratantes diarias anuncian en la etiqueta que tienen protección solar, pero en la práctica suele ser muy poca. En verano es mejor usar una crema fotoprotectora como si fuera su hidratante diaria. De hecho, cuando se usa este tipo de cremas de manera habitual, la piel de la cara puede regenerarse parcialmente del daño solar pasado. Los maquillajes del tipo polvos o polvos compactos también son muy útiles. Lo mejor es aplicarse la crema protectora solar y encima el maquillaje.

Las cremas autobronceadoras son una alternativa eficaz y no perjudicial para personas que quieren estar morenas sin tomar el sol. Proceden de la caña de azúcar y tiñen la capa superficial de la piel simulando un bronceado. No protegen del sol, por lo que sí hay que añadir crema de protección solar en caso necesario.

5. Prepara un botiquín de verano.

Puede ser positivo incluir una crema de cortisona; un antihistamínico; un antiinflamatorio, como ibuprofeno; una crema con antibiótico y uno o varios envases grandes de crema fotoprotectora con factor 30 o mayor. Las personas alérgicas que viajen a países sin cobertura sanitaria deberían llevar también corticoides en pastilla o con jeringa.

6. Aprende a tratar una quemadura.

Es el problema más frecuente de la piel en verano. Puede ser de primer grado, si hay enrojecimiento y escozor, o de segundo grado, si hay ampollas.

Es de gran ayuda la aplicación de una crema hidratante refrescante, así como colocar compresas de agua fría o de una loción de calamina refrescante en la zona afectada. Es muy eficaz aplicarse una crema de corticoide 2 veces al día durante unos 3 ó 5 días, junto a un antiinflamatorio (ibuprofeno) para el dolor. Si la quemadura ha producido ampollas en la piel, puede ser preciso añadir una crema con antibiótico.

7. El calor y el sol pueden provocar erupciones cutáneas.

Con las primeras exposiciones al sol, tras descubrir la piel blanca del invierno, existe la posibilidad de que surja la erupción polimorfa lumínica, más conocida como ‘alergia al sol’. Es un sarpullido que aparece hasta 24 horas después de tomar el sol como una erupción roja de granitos pequeños que pican mucho en zonas expuestas al sol como en escote, cara, brazos, piernas. Para evitarla, es necesario aplicar desde los primeros soles un protector solar mayor del 30 para ir a pasear, aunque nos parezca que no da el sol. Si nos quitamos ropa, que sea por poco tiempo, pues al ir acostumbrando poco a poco a la piel. El sudor, por su parte, también se puede dar el sarpullido (sudamina).

8. Protege la piel en el agua.

Para evitar el contagio en los pies con hongos y papilomas víricos en piscinas y duchas de gimnasios y similares se recomienda el uso de sandalias. Esto es también extensible a las playas, donde pueden prevenir las picaduras de salvarios. En el caso de las medusas, la primera medida preventiva consiste en no bañarse ante alerta de medusas, y en ningún caso, tocarlas ni acariciarlas. Existe en el mercado un fotoprotector de venta en farmacias que se ha demostrado eficaz para evitar sus picaduras.

Tanto la arena como el agua reflejan parte de los rayos solares aumentando el efecto perjudicial del sol. Es positivo estar atento al índice UV, que es un indicador de la intensidad de radiación ultravioleta procedente del sol, y también del daño que nos puede hacer. La referencia que se utiliza es una escala numérica que va del 2 (muy bajo) al 10 (muy alto). Cuanto más alta, peor. Se publica en periódicos y en Internet.

9. Protege la piel en el monte.

Si se va al campo o al monte vista con ropa de manga larga y pantalones largos, calcetines y calzado cerrado, para que no dejen pasar a los insectos y para evitar el contacto con plantas urticantes. El contacto con algunas plantas causa enrojecimiento, hinchazón en la piel, ampollas y picor intenso durante días o semanas después del roce con ellas. Algunas plantas producen sustancias que causan reacciones alérgicas en la piel. Evite también los perfumes, cremas perfumadas, la ropa de colores y sentarse en la hierba con comida pues todo ello atrae a los insectos.

10. Los solárium no protegen, sino que agreden más.

Cuidado. Tomar rayos UVA en solárium previamente al verano no prepara la piel sino que la daña y la hace propensa al cáncer más grave, que es el melanoma. En personas que frecuentan estas cabinas el riesgo de melanoma puede multiplicarse por 2-4 veces respecto a una persona que no acude a solárium. Además, los rayos UVA (ultravioleta A) de los solárium no aumentan la vitamina D y el calcio óseo, como la gente cree.

La idea clásica de que «un poco de sol es bueno» requiere sus matizaciones. Lo cierto es que con muy poca cantidad de sol, de 15 a 20 minutos diarios, y en zonas pequeñas de la piel (como los brazos y las piernas, es suficiente para producir la cantidad de vitamina D necesaria para el organismo. Por otra parte, esa vitamina D también se obtiene de la alimentación, como lácteos, pescado azul y alimentos enriquecidos

El sol aumenta la sensación cerebral de placer y da felicidad. Por lo tanto, no lo dudes: ¡Disfrutemos del verano!

https://www.elcorreo.com/vizcaya/20120625/mas-actualidad/cultura/consejos-verano-201205311029.html

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